Cuando llega el día del concierto hay buen humor. Normalmente espaguetis y somera siesta. Primeras pruebas vocales en la ducha, búsqueda desesperada del lápiz de ojos y algunos sms de este es el día. Siempre es el día. A los que vendrán les sucede eso tan absurdo que a mi me pasa a menudo; han estado un rato preguntándose ante el armario que les quedara mejor y al final se visten y pertrechan y salen hermosos a la oscuridad de un sitio donde no les vera casi nadie. A mí, en cambio todos me van a mirar y sólo los mas observadores se darán cuenta de que llevo calcetines rojos. Existe una razón, claro, pero ya la explicaré en otra ocasión. Ahora lo que más me importa es el absurdo orgullo que me produce la pregunta "¿porque llevas calcetines rojos cuando cantas?"