En mi paseo a cinco bajo cero en el amanecer del Berguedà no pude respirar.Lloraba y lloraba. Me sentí solo y confuso. Un don nadie que ha perdido a quien quería.
Sentí ganas de correr a la falda de mi madre a preguntarle:
¿como puedo hacerle creer que es de verdad?
Entre tanto me estoy destrozando.
